Vladimir, Rusia
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La antigua ciudad de Vladmir es la que guarda los secretos del origen de la tierra de Rusia. De cierta forma, Vladimir es el padre de las ciudades rusas, dado a que apareció antes que Moscú y otras ciudades rusas. Su historia, tan fascinante como dramática, comenzó en 1108, cuando el legendario príncipe Vladimir Monomakh construyó una poderosa fortaleza para proteger el área del sudeste.
La nueva fortaleza, nombrada tras su fundador, sentó las bases para el nuevo principado, el cual fue creado y fortalecido por el hijo de Vladimir Monomakh, el príncipe Yuri Dolgoruky. Él construyó un número de fortalezas nuevas, y entre las ciudades que fundó se encuentra Moscú, Pereslavl-Zaleski, Yur'ev-Polish, y Zvenigorod.
Al mismo tiempo, la ciudad de Vladimir se convirtió en una ciudad floreciente, capital del principado de Vladimir-Suzdal. Si embargo, el pico de su grandeza ocurrió en el siglo XII bajo el gobierno del príncipe Andrés Bogolubsky, hijo de Yuri Dolgoruky, quien trasladó la capital de Kiev a Vladimir.
En 1158-1165, la nueva capital vio una construcción grandiosa. Murallas nuevas cercaron y paredes de madera con una puerta de entrada cercaron la ciudad. La causa del príncipe Andrés fue continuada por su hermano menor, Vsevolod III, el Gran Nido. Él multiplicó el esplendor de la ciudad creando la Catedral de San Demetrio, el Monasterio de la Navidad con la iglesia blanca, el Monasterio Kniaginin y el santuario principal del principado, la Catedral de la Asunción.
Lamentablemente, la invasión mongola del siglo XIII provocó el declive de Vladimir. La capital cayó en ruinas, fue saqueada, quemada y se dañaron sus magníficos templos y palacios. Vladimir perdió su significancia política. El nuevo centro fue movido a Moscú y Vladimir se convirtió en otra ciudad regular del principado de Moscú.
En la actualidad, Vladimir es una gran ciudad moderna, donde lo antiguo y lo moderno se encuentra intrincadamente entrelazado: templos antiguos colindan con altos edificios de vidrio y cemento, los domos dorados de las iglesias se reflejan en las ventanas de cafés y tiendas. La ciudad atrae a millones de turistas y, de hecho, desde aquí comienzan los viajes por el Anillo de Oro de Rusia.