Jardín Chor-Chinor, cerca de Samarcanda
Hay lugares mágicos, incluso místicos, en todo el mundo, rodeados de antiguas leyendas e historias. Además, están rodeados de hechos, y la ciencia moderna sigue intentando encontrarles explicación.
Uno de estos lugares es el jardín de sicomoros Chor-Chinor, traducido del tayiko como "cuatro sicomoros" (cuatro chinaras), situado en la pequeña y antigua ciudad de Urgut, a sólo 50 km al sureste de Samarcanda. El lugar destaca por sus insólitos sicomoros; el más viejo tiene más de 1160 años y el más joven, 600. Cabe mencionar un árbol gigante, un auténtico titán, de 16 metros de circunferencia. Lo más interesante está en el interior del hueco del árbol; la puerta tallada revela una habitación oculta con una colección minimalista de muebles. Sin embargo, el sicomoro (chinara) está vivo y sigue creciendo. Antaño hubo una escuela sufí en el interior del árbol, y sirvió de lugar de peregrinación para algunas generaciones de derviches.
Al entrar en el jardín, se encontrará en un mundo mágico con un aura única, como en otra dimensión. Lo primero que sentirá es la tranquilidad que regala la atmósfera de este lugar sagrado. Recordando los miles de oraciones que se han rezado aquí durante su historia de existencia, sólo podemos imaginar cómo apareció esta energía especial. Muchas personas de toda Asia Central visitan este lugar en busca de penitencia y curación. La gente viene aquí con sus problemas en busca de paz y sabiduría. Además, los visitantes pertenecen a distintas religiones y estatus sociales.
Por el jardín fluye un arroyo que nace de un manantial insólito, alrededor del cual se formó un pequeño estanque. Es inusual porque el manantial fluye desde el centro de una piedra parecida a una muela de molino. Aquí está el místico que se ha mencionado antes. Un grupo de geólogos decidió estudiar las aguas subterráneas de este lugar. Para ello, acordaron extraer un bloque de piedra, y por la mañana resultó que el manantial había terminado, y el estanque se secó durante la noche. Este fenómeno escapa a toda explicación científica.
Hay diferentes leyendas relacionadas con el jardín Chor-Chinor; una de ellas dice que el fundador del jardín es un poderoso batir (héroe) que había robado piedra mágica a espíritus malignos y lo construyó en este mismo lugar. En cuanto colocó el adoquín, brotó el agua del manantial. El héroe decidió plantar cuatro brotes de sicomoro que le trajeron cuatro hermosos pájaros. Estos sicomoros sobrevivieron a los siglos y se convirtieron en un maravilloso bosquecillo.
A principios del siglo XX se erigió una mezquita en el territorio del parque. Inicialmente, el edificio fue concebido y sirvió como madraza, institución educativa. Hoy los visitantes disfrutan de los exquisitos muros del edificio adornados con una gran cúpula. La mezquita llama la atención por el hecho de que no se levanta sobre un terreno llano, sino en una ligera inclinación, aun así presenta unas proporciones ideales y sin imprecisiones.
Miles de turistas llegan diariamente a Samarcanda y disfrutan de sus monumentos antiguos, pero sólo unos pocos visitan Urgut. Le recomendamos que haga esta excursión al jardín, lejos del bullicio de la ciudad, escuche la música de la naturaleza tal y como es: el fluir del arroyo, el piar de los pájaros, el murmullo de las hojas y el soplar del viento. Relájese y medite, abandone la carga de sus problemas, y tal vez entonces oiga la tranquila voz de los centenarios sicomoros.