Música Kazaka
La música kazaka tiene una larga historia y está íntimamente conectada con el folclore tradicional del país. Leyendas, cuentos de hadas y épicas han sido contadas a través de los años, en su mayoría con música improvisada de acompañamiento. Durante la mayor parte de la historia del país, no había notación musical. Esto significa que el conocimiento musical, incluyendo reglas complejas y ritmos que gobernaron la música kazaka tradicional, eran transferidos oralmente del profesor al estudiante.
Sin embargo, los instrumentos musicales kazakos, han sido bien documentados a lo largo de la historia. Originalmente pensados para dar señales durante la caza o para rituales religiosos chamánicos, los instrumentos kazakos más famosos son kobyz, dombra, dabyl y zhetygen.
El kobyz es un inusual instrumento musical de cuerdas hecho de una sola pieza de madera hueca, que cuenta con un resonador hemisférico con dos compartimentos. Las cuerdas del kobyz son tradicionalmente hechas de pelo de caballo. El dombra, común en varios países de Asia Central y uno de los instrumentos más antiguos del mundo, es un instrumento de dos cuerdas con un resonador en forma de gota. Dabyl es un instrumento de percusión del estilo timbal, similar en la forma a una sartén, con un tambor redondo cubierto de cuero en ambos lados. Zhetygen es un instrumento de siete cuerdas, similar al harpa rusa, o al "tsishintsin” chino. Zhetygen es también uno de los instrumentos más antiguos que se sigue tocando en la actualidad y es a menudo escuchado en trabajos de solos musicales kazakos.
Kui, un distintivo género musical que nació entre el siglo XV-XVIII en Kazajistán y es único de esta región, es tocado en la dombra con una tonalidad y un ritmo especial. El tocador de kui más famoso es el compositor kazako, Dauletgerey, quien vivió en el siglo XIX.
En el siglo XIX, la llegada de las tropas coloniales rusas empujó a la música kazaka a convertirse en música más integrada con la música mundial. Un enriquecimiento mutuo tomó lugar con las tradiciones de la música kazaka, siendo estudiada por musicólogos rusos y europeos, y los músicos kazakos comenzaron a adquirir diferentes estilos de música de todo el mundo. Como resultado, nuevos nombres aparecieron en la música kazaka: Abai Kunanbayev, Kurmangazy Sagyrbayuly, Ykylas Dukenov y otros.
A comienzos del siglo XX, una escuela de música clásica abrió en Kazajistán. Durante este período, se formaron orquestas folclóricas, nuevos compositores escribieron sinfonías, y tanto la ópera como el ballet se volvieron eventos sociales. El resultado fue una síntesis de música folclórica clásica y kazaka. También comenzó el trabajo de preservar la música kazaka tradicional, trabajos inspirados en el folclore y colecciones de música folclórica tal como “500 canciones kazakas y kuis” fueron grabadas para la posteridad.
En la actualidad, la música folclórica kazaka es considerada una parte importante de la herencia cultural de Kazajistán. Compositores y músicos continúan creando nuevos trabajos con abundancia de motivos folclóricos y la historia de la creatividad musical esta siendo preservada. Una de las mejores maneras de acercarse a la historia de la música kazaka es visitando el Museo de Instrumentos Musicales en Almaty.