Mezquita Shakpak-ata, Mangystau
La mezquita subterránea Shakpak-ata es un destacado monumento religioso en Mangystau. A pesar de que se la denomina "subterránea", en realidad está excavada en una roca caliza en una ligera elevación, y data de entre los siglos X y XIII. Esta maravilla arquitectónica muestra la exquisita artesanía en piedra de Kazajistán. Hace siglos, la mezquita era un centro de rituales sufíes sagrados, danzas y prácticas curativas.
El nombre de la mezquita, "Padre-pedernal", tiene dos posibles orígenes. Uno está relacionado con los yacimientos de sílex cercanos. El otro sugiere que un sufí llamado Shakpak-ata, conocido por el brillo de sus armas en combate, residió allí. Las leyendas pintan a Shakpak-ata como una figura poderosa con uñas de fuego, que pasó sus últimos años como ermitaño. Era conocido por curar y ayudar a la gente, atrayendo a peregrinos de todo el mundo incluso póstumamente.
Se calcula que la mezquita tiene 600 años de historia. Algunos sostienen que se construyó entre los siglos XIV y XVI, mientras que otros la sitúan entre los siglos X y XIII. Otra teoría sugiere sus orígenes neolíticos, con modificaciones realizadas durante la Edad Media. Décadas de investigación, desde la década de 1960 hasta la de 2010, desvelaron la singularidad de la mezquita: inscripciones y dibujos. Las traducciones revelan que estos escritos, que abarcan el farsi, el turco y el árabe, son marcas de peregrinos procedentes de ciudades de toda Asia. La marca más antigua se remonta a principios del siglo XVIII.
El exterior de la mezquita es llamativo, pues se asemeja a una porosa tableta de chocolate blanco. Esta intrigante forma geológica se remonta a millones de años, cuando Mangystau quedó sumergida bajo el antiguo océano Tethys. El mismo milagro de la naturaleza puede verse en mayor número en el cañón Ybykty. La entrada presenta un diseño rectangular estándar con tumbas adyacentes. El interior de la mezquita tiene forma de cruz cristiana, coronada por un pozo luminoso en su intersección. Cuatro columnas distintas, que simbolizan el agua, el viento, el fuego y la tierra, insinúan la influencia zoroástrica. En las paredes hay nichos con velas, dibujos, inscripciones e incluso un poema sufí. Entre los elementos visuales destacan las figuras de caballos y la "hamsa" islámica o "mano de Fátima".
El interior de la mezquita ofrece un fresco respiro del calor, albergando ocasionalmente lagartijas en busca de sombra. Una escalera conduce a una vista panorámica del acantilado, que muestra el cañón circundante, la necrópolis y los refugios de peregrinos.
Al otro lado de la mezquita se encuentran las secciones kazajas y turcomanas de la necrópolis, lugares de descanso para sufíes, predicadores y lugareños. Cerca, la casa de Yerzhan Hazret ofrece alojamiento a peregrinos y, a veces, a turistas.
Shakpak-ata no es sólo una joya de Mangystau; es un tesoro kazajo. Su profunda aura espiritual, complementada por la paz de su entorno, lo convierten en una visita obligada. Si se combina con excursiones al cañón Kapamsay y al sumidero de Zhygylgan, el viaje a Shakpak-ata promete una experiencia enriquecedora. Los visitantes deben vestir con modestia en este espacio sagrado, y las mujeres deben cubrirse la cabeza.