Sericultura en China
Culto de la Seda en China
Hay una hermosa leyenda acerca del comienzo del arte de la crianza de gusanos de seda en China. De acuerdo con ella, Lei Zu, la esposa del Gran Emperador Amarillo Shi Huang, se sentó bajo la sombra de una mora disfrutando de un té herbal. De pronto, un capullo de gusano de seda cayó en su aromática bebida. La enojada emperatriz tomó el capullo fuera de su taza y descubrió que comenzaba a desenrollarse y el hilo era interminable…. De inmediato la hermosa Lei Zu se dio cuenta de que el hilo podía ser utilizado para hacer una hermosa tela… Desde ese entonces la emperatriz ha sido llamada “La Diosa de la Seda”. En festejos en su honor, los altares de los templos son decorados con regalos de capullos de gusanos de seda.
La historia testifica que los primeros capullos de gusanos de seda y sus sorprendentes propiedades fueron descubiertas por los chinos casi cinco mil años atrás. Durante las excavaciones en diferentes áreas de China, los capullos de los gusanos de seda fueron encontrados en capas culturales que datan del 3er milenio AC. También son notorios los hallazgos de inscripciones en caparazones de tortugas y huesos conteniendo jeroglíficos con las nociones de “gusano de seda”, “mora”, “seda” y “tela de seda”.
Es bien sabido que en el siglo V AC los gusanos de la mora era criados en seis provincias de la Celestial, y que el centro básico de la sericultura se encontraba en Hangchow. En primavera la emperatriz abría la estación de sericultura, la cual duraba seis meses; el trabajo era realizado mayormente por mujeres.
Primero, la rara tela era solo utilizada por los miembros de la familia imperial. En los cuartos del palacio del emperador, su esposa y su corte vestían ropa de seda blanca; durante sus apariciones solemnes vestían color amarillo. Pero con la expansión de la manufacturación de la seda, las preciosas ropas se volvieron accesibles a la corte y a la gente ordinaria también.
El culto de la seda en China alcanzó una altura sin precedente. Antiguos textos chinos mencionan sacrificios en nombre del Dios del gusano de seda, Jung-Jui, así como también sagradas huertas de mora o moras separadas como los lugares de rituales y cultos especiales.
Además, el material era utilizado para la manufacturación de cuerdas para pescar, hilos, cuerdas para instrumentos musicales y papel. Durante la época de la dinastía Han (siglo III AC – III AD) la seda se convirtió en el equivalente universal de China: los campesinos la utilizaban para pagar sus impuestos, el estado pagaba a sus oficiales en seda.
Durante el Período de los Estados en Guerra (475 -221 AC) la seda y los productos de seda se tornaron accesibles para las masas populares. Las tecnologías conectadas con la sericultura, el bordado y el teñido de telas se extendieron.
En la Antigua China cada provincia producía su propio estilo de seda, el cual era llamado en honor a la provincia. Sin embargo, los mayores y más avanzados centro de sericultura en China eran las tierras que yacían a lo largo de las provincias de Hwang Ho, Chang Jiang y Sichuan.
En los días de la dinastía Han (mediados del siglo II AC) el volumen de la producción de seda se incrementó considerablemente; la luminosidad de las tinturas, la riqueza y perfección de los bordados eran maravillosos. Rápidamente comenzó la expansión del histórico proceso de la sericultura a los estados vecinos. En los hogares de la nobleza, había talleres que copiaban a los talleres imperiales.
Durante la época de Tang ocurrieron considerables cambios en la sericultura y el tejido de seda.
Tras la entronización de la dinastía Tang, fueron establecidos los palaciegos talleres de tejido llamados “Departamento de Tejido y Teñido”. Inicialmente, los talleres producían tocados ceremoniales, pero luego se comenzaron a realizar telas de seda multicolor. Talleres especializados estaban comprometidos en la colección de tinturas: flores, hojas, corteza y raíces de plantas. A finales del siglo VI – comienzos del siglo VII, los principales centros de tejido de seda en China estaban situados en el territorio de las actuales provincias de Henan, Hebei, Shandong y Sichuan.
La seda china del período de la dinastía Tang (618-907) fue descubierta en el territorio de Xinjiang, en Turfan, en Tayikistán y en el Norte del Cáucaso. Las telas halladas prueban que era una época de comercio activo y grandes volúmenes de seda China eran llevados a Europa vía la Ruta de la Seda.
La seda cruzaba la frontera de China por primera vez en el siglo II AC cuando el embajador chino Zhang Qian abrió China para los países de Asia Central. Caravanas cargadas con la valiosa tela se dirigía al Occidente, dándole a la ruta su nombre, “la Ruta de la Seda”. Gradualmente el comercio de la seda se extendió a los países vecinos: Corea y Japón primero y más tarde India y Persia. La seda era enviada por barco y las caravanas cruzaban montañas y desiertos hacia Europa.
A pesar del desarrollo del comercio, China se las ingenió para mantener en secreto la producción de la seda por siglos; cualquier intento de llevarse mariposas, gusanos o huevos terminaba en la pena de muerte.
Hubo numerosas tentativas de explicar el origen de la seda. Los notables eruditos europeos admiraban el brillo mate de la maravillosa tela, sin poder comprender cómo estaban hechas. Vergil, el poeta romano, creía que la seda se hilaba a partir de hojas; Dionisos, el historiador griego, pensaba que estaba hecha de flores.
Otros europeos pensaban que el brillo suave de sus hilos “crecía” en árboles especiales o que la seda era hecha por grandes insectos. Otra teoría creía que la seda era producida por unos pájaros especiales. Ammianus Marcellinus, el historiador romano del siglo IV declaró: “¡las telas de seda son hechas de tierra! La tierra china es suave como la lana – aseguraba él – Tras regarlas y tras una cultivación especial puede ser utilizada para la formación de los hilos de seda”.