No Solo Seda: Otros Productos de Intercambio en la Ruta de la Seda
No Solo Seda: Otros Productos de Intercambio en la Ruta de la Seda
Los productos transportados en la Ruta de la Seda se movían básicamente del Oriente al Occidente. A juzgar por el nombre de la ruta, la seda era el producto principal de la lista. Gracias a su peso liviano, su forma de compactarse, su gran demanda y alto precio, era ideal para comerciar en transportes de la larga distancia.
En la Edad Media, el mercader veneciano Marco Polo, llamó a las rutas de caravanas, rutas de la seda. Pero fue un investigador alemán, Ferdinand Richthofen, quien acuñó el término de la Gran Ruta de la Seda en 1877 en su trabajo fundamental titulado “China”.
En la etapa inicial de la Ruta de la Seda la desarrollada China recibía costos caballos y semillas de alfalfa y uvas. El mundo antiguo había cultivado viñedos y hecho vino desde los tiempos inmemorables; pero para China, separada de otras civilizaciones, las uvas eran una novedad. De hecho, los chinos se sorprendieron mucho al saber que era posible hacer vino no solo de arroz sino también de vayas, las cuales eran desconocidas para ellos. Más tarde los chinos descubrieron por sí mismos otros cultivos de agricultura como las judías verdes, cebollas, pepinos, zanahorias, granadas, higos, etc.
Variados productos de madera, alfombras, cortinas, frazadas y mantas, llegaron a China desde Asia Central y el Este del Mediterráneo. Causaron una gran impresión en los chinos, quienes no estaban familiarizados con los métodos del procesamiento de lana y lino, la manufactura de alfombras y el tejido. Los tapices y alfombras partas fueron altamente apreciados en la antigua China.
Asia Central exportaba camellos los cuales era muy apreciados en China, así como equipamiento militar, oro, plata, piedras semipreciosas y objetos de vidrio. El vidrio de Samarcanda era especialmente valuado dado a su alta calidad y era considerado como un producto de lujo. Otros productos eran las pieles, lana, telas de algodón, bordados de oro, frutas exóticas como la sandía, melón y duraznos, ovejas de cola gorda, perros de caza, leopardos y leones.
Desde China las caravanas llevaban la bien conocida seda china, jarrones blancos como la nieve, cuencos, vasos y platos con agraciados diseños. Solo los chinos guardaban el secreto de cómo hacer la más fina y resonante porcelana, por lo tanto, era muy cara en los mercados europeos. Los ornamentos de bronce y otros productos de este metal, como espejos ornamentados de bronce, paraguas, productos del bien conocido barniz chino, medicinas y perfumes eran también populares. El papel chino, una de las más remarcables invenciones técnicas chinas, era altamente apreciado. Oro, pieles y muchos otros artículos eran también exportados. Los mercaderes también transportaban té y arroz, lana y telas de lino, corales, ámbar, y asbestos. Los sacos de los mercaderes se llenaban con marfil, cuernos de rinoceronte, caparazones de tortuga, especias, cerámicas y objetos de hierro, canela, jengibre, armas de bronce y espejos.
India era famosa por sus telas, especias y piedras semipreciosas, tintes y marfil. Irán era famoso por sus productos de plata. Roma recibía especias, fragancias, joyas, marfil y azúcar y enviaba fotos de Europa y objetos de lujo.
Europa del Este importaba arroz, algodón, lana y telas de seda de Asia Central y exportaba considerables volúmenes de piel, cuero de animales, frutas, cortezas para procesar las pieles, ganado y esclavos a Khoresm. El norte de Europa era la fuente de pieles, cuero, miel y esclavos.