Cueva Hazrat Daud, cerca de Samarcanda
Uno de los lugares sagrados más famosos de Uzbekistán se encuentra a 40 km al suroeste de Samarcanda, en el territorio del pueblo de Aksay. Se trata de la Cueva de Hazrat Daud (San David), venerada en tres religiones del mundo. La cueva está envuelta en un manto de muchas leyendas, que los lugareños cuentan año tras año a los peregrinos que acuden allí para pedir al santo curación o que cumpla los deseos de su corazón.
Según una leyenda árabe, el Señor envió al rey bíblico David a Asia para predicar el monoteísmo. La misión de Hazrat Daud, como le llamaban los musulmanes, inflamó la ira de los zoroastrianos, que vivían allí, haciendo que le persiguieran. Daud se refugió en las montañas y, rezando a Dios, consiguió apartar las piedras con las manos y se metió en la montaña.
Según otra leyenda popular, David buscaba un lugar secreto para descansar antes de la batalla con Goliat. Los genios le llevaron a una zona montañosa cercana a Samarcanda, pero los ifrits le encontraron y trajeron con ellos también al gigante Goliat. David se dirigió a Dios con una plegaria para que lo escondiera, pues aún no estaba preparado para la batalla con Goliat. Huyó hasta que unos acantilados se interpusieron en su camino. Creyendo que el Señor le protegería, David empezó a cavar un hoyo en un peñasco que de pronto se hizo más blando en sus manos que la cera. Se adentró en la roca, dejando al furioso Goliat golpeando impotente la roca con su garrote.
Se cree que la cueva de Hazrat Daud cumple cualquier deseo, incluso los más increíbles. Para llegar a ella hay que subir 1303 escalones, precipitándose hasta la cima de la montaña. Allí, en la cima, se puede rezar en la antigua mezquita. Después hay que bajar 200 escalones hasta la cueva de Hazrat Daud. La cueva, de 0,5 a 4 m de ancho, 15 m de alto y hasta 30 m de largo, es un túnel oscuro en cuyo final se ven las huellas de las manos y los pies de Daud. Para pedir un deseo hay que tocarlas.
No todos los peregrinos son capaces de subir los 2.000 escalones. Los lugareños ofrecen un burro o un caballo para subir la montaña. A lo largo de toda la escalera hay puestos de venta de agua, hierbas medicinales de montaña, pieles de animales salvajes y diferentes recuerdos.