Música Tradicional Uzbeka

Música Tradicional Uzbeka

Durante miles de años, la música ha acompañado al pueblo uzbeko en cada etapa de su vida: ha inspirado alegría en las celebraciones, brindado consuelo en los momentos difíciles y preservado para las generaciones futuras las melodías de canciones, makoms y dastanes, formas preciosas a través de las cuales podemos vislumbrar el espíritu y la historia de la nación.

La música desempeñó un papel tan central en la sociedad uzbeka que a menudo reunía a la gente en las plazas de las ciudades, donde escuchaban durante horas las interpretaciones de músicos célebres. El compositor y etnógrafo Víktor Uspenski, quien llegó a Uzbekistán a principios del siglo XX, quedó impresionado por la profunda conexión del pueblo con su herencia musical. En sus memorias recordó que, en 1923, durante el festival Sail en Bujará, “...una multitud de miles escuchaba el canto del famoso cantante Ata-Jalal Nasyrov en completo silencio...”.

Ahora, más de un siglo después, el amor de Uzbekistán por la música sigue siendo igual de fuerte. Cada año se celebran cientos de conciertos y festivales en todo el país. La música tradicional uzbeka se interpreta tanto en su forma original como en diálogo con los estilos contemporáneos, mientras que surgen nuevas composiciones y géneros populares, formando juntos el paisaje diverso y dinámico de la cultura musical uzbeka moderna.

La Historia de la Música Tradicional Uzbeka

Músicos e Instrumentos Musicales Uzbekos, Música Tradicional Uzbeka

La historia de la música uzbeka se remonta a tiempos muy antiguos. Las evidencias arqueológicas demuestran que la cultura musical ya existía aquí en los primeros siglos de nuestra era.

Se han descubierto imágenes de músicos e instrumentos musicales en numerosos sitios antiguos y medievales, incluyendo el complejo arqueológico de Airtam (cerca de Termez en Surjandarya), la fortaleza de Toprak-Kala (en la antigua Corasmia, actual Karakalpakstán), Kafir-Kala (cerca de Samarcanda), el asentamiento de Afrasiab (Samarcanda), y Varakhsha (cerca de Bujará).

Muchos de estos artefactos se conservan en museos uzbekos, mientras que otros – como el friso de Airtam de los siglos I–II que representa a músicos bactrianos y las figurillas sogdianas de los siglos VI–VII– forman parte de la colección del Museo del Hermitage en San Petersburgo.

El desarrollo posterior de la música en esta región está documentado en los tratados de grandes eruditos y músicos del Oriente. Entre las obras más influyentes se encuentran El Gran Libro de la Música (siglo X) de Abu Nasr al-Farabi; las secciones musicales de El Libro de la Curación y El Libro del Conocimiento (siglo XI) de Avicena; El Libro de los Círculos (siglo XIII) de Safi al-Din al-Urmawi; los escritos sobre música de Abdurahman Jami (siglo XV), Najm al-Din al-Kawkabi (siglo XVI) y Darwish Ali (siglo XVII); así como La música clásica uzbeka y su historia de Abdurauf Fitrat (siglo XX).

Si al abrir uno de estos tratados no encuentras una sección separada sobre música, no te sorprendas: en la tradición medieval, la música se consideraba una rama de las matemáticas. Esto se debe a que el sonido y la melodía se comprendían a través de propiedades numéricas como la frecuencia de vibración, y su estudio implicaba cálculos precisos.

Al mismo tiempo, también se exploraba profundamente la dimensión estética de la música. Muchos eruditos escribieron sobre su belleza y su poder terapéutico. Avicena, por ejemplo, examinó los efectos psicológicos de melodías y ritmos específicos. Gracias a estos antiguos textos, también obtenemos una visión del panorama musical de épocas anteriores: sus intérpretes destacados, los instrumentos que utilizaban y las estructuras de dichos instrumentos.

Características de la Música Tradicional Uzbeka

Músicos e Instrumentos Musicales Uzbekos, Música Tradicional Uzbeka

Al igual que la música de muchas otras culturas orientales, la música uzbeka es de naturaleza monódica, es decir, se interpreta al unísono. Esto no significa que sea ejecutada por un solo músico, sino que incluso en los conjuntos, todos los intérpretes tocan la misma melodía, a menudo con ligeras variaciones o adornos rítmicos.

Esta estructura no implica simplicidad. Al contrario, la monofonía uzbeka es bastante sofisticada, rica en ornamentaciones, microentonaciones y sutiles cambios dinámicos. Estos elementos otorgan a la melodía una cualidad vívida y fluida, muy similar a las intrincadas curvas del arte decorativo oriental.

Las melodías uzbekas suelen estar acompañadas por ritmos complejos organizados en patrones repetitivos conocidos como usuls. Estos ciclos rítmicos se interpretan con instrumentos de percusión, siendo el más común el tambor de marco redondo conocido como doira.

La música uzbeka presenta una amplia gama de instrumentos, cada uno con su propio timbre distintivo y técnica de interpretación. Entre los más destacados se encuentran los instrumentos de cuerda frotada ghijak y sato; las cuerdas pulsadas como el dutar, el tanbur y el rubab - reconocido por la UNESCO -; el instrumento de cuerda percutida chang; los instrumentos de viento como el nay, el karnai y el surnai; y los instrumentos de percusión que incluyen la doira y la nagora.

Las tradiciones musicales varían según las regiones de Uzbekistán, con diferencias en géneros, instrumentos y matices estilísticos. Los principales estilos regionales incluyen los de Bujará-Samarcanda, Ferganá-Tashkent, Jorezm y Kashkadarya-Surjandarya. Dentro de esta última se encuentra la distintiva región de Baysun (Surjandarya), cuyo patrimonio cultural - incluida su música - fue uno de los primeros elementos del patrimonio cultural inmaterial uzbeko en ser incluido en la lista de la UNESCO.

Músicos e Instrumentos Musicales Uzbekos, Música Tradicional Uzbeka

Una característica definitoria de la música tradicional uzbeka es su transmisión oral. Hasta el siglo XX, la música se transmitía exclusivamente mediante la tradición ustoz-shogird (maestro-aprendiz). Los aspirantes a músicos se formaban durante 10 a 15 años antes de ser reconocidos como hafiz, guardianes del antiguo conocimiento musical. Este largo período de aprendizaje era necesario debido a la enorme magnitud del repertorio. Por ejemplo, el ciclo del Shashmakom consta por sí solo de más de 250 piezas breves, todas las cuales debían memorizarse y conservarse para ser transmitidas a la siguiente generación.

La notación escrita se introdujo únicamente en el siglo XX. Antes de eso, el único ejemplo conocido de transcripción musical era el sistema de notación para tanbur, inventado en el siglo XIX por el músico jorezmio Kamil Khorezmi. Gracias a este método, se han conservado registros precisos de la música para tanbur de esa época.

En los siglos XX y XXI, con el avance de la tecnología y la influencia de las tradiciones occidentales, la mayoría de las formas de música tradicional uzbeka fueron grabadas. Hoy en día, están disponibles en forma de partituras y archivos de audio, lo que facilita su preservación y estudio.

Los géneros musicales uzbekos se dividen tradicionalmente en dos categorías: la música folclórica, que es más sencilla y creada por músicos no profesionales (normalmente canciones populares breves), y la música clásica, más compleja y desarrollada por intérpretes expertos. La joya de la corona de la música profesional uzbeka es la tradición del makom.

Canciones Uzbekas

Canciones Uzbekas, Música Tradicional Uzbeka

Las canciones tradicionales uzbekas se dividen generalmente en dos tipos. El primer tipo está vinculado a eventos y rituales específicos. Entre ellas se incluyen la canción de cuna Alla, la canción de boda Yor-yor, la canción fúnebre Yigi, la canción de trabajo Maida y otras.

El segundo tipo es más universal y puede interpretarse en cualquier momento. En este grupo se encuentran canciones de géneros como terma, ashula, katta ashula, koshuk, lapar y yalla.

Terma y koshuk se consideran estilos más sencillos, mientras que yalla y ashula son más elaborados. Ashula se caracteriza por sus temas líricos, una melodía armoniosa y una estructura rítmica compleja. Yalla, en cambio, tiende a ser más enérgica; se interpreta con un coro y un solista, quien a menudo añade movimientos expresivos o danza al canto.

El género lapar es especialmente distintivo, pues presenta una canción-diálogo de carácter juguetón o humorístico entre dos intérpretes.

La forma más sofisticada y técnicamente exigente de la canción uzbeka es la katta ashula (literalmente, “gran” o “sublime canción”). Estas composiciones exploran temas de amor, filosofía y religión. Originaria del Valle de Ferganá, la katta ashula suele interpretarse por un pequeño grupo de entre dos y cinco cantantes. Un aspecto singular de esta interpretación es el uso de lyagans (grandes platos o bandejas decorativas) que los cantantes sostienen frente a ellos. Esto le ha valido al género el sobrenombre de patnusaki ashula, que significa “canción con bandeja”.

Reconocida por su profundidad expresiva y su valor cultural, la katta ashula ha sido inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.

Dastanes

Los largos poemas narrativos sobre acontecimientos históricos, hazañas heroicas o historias de amor se encuentran entre las formas más preciadas del patrimonio musical uzbeko. Ejemplos famosos incluyen Alpamysh, Tahir y Zuhra, Kyrk-Kyz, entre otros. En Uzbekistán, estos relatos épicos son interpretados por narradores llamados bahshi, mientras que en Karakalpakstán se utiliza más comúnmente el término zhirau.

Los dastanes se interpretan en diversos estilos regionales. En Samarcanda, el estilo es más recitativo y conversacional; en Jiva, la interpretación es más melódica y la música desempeña un papel destacado. En Surjandarya, Kashkadarya y Karakalpakstán, el estilo combina melodía con narración hablada y con frecuencia presenta una forma distintiva de canto de garganta, una de las técnicas vocales más complejas y singulares.

El acompañamiento instrumental también es común en las interpretaciones de dastan, e incluye típicamente instrumentos como el dutar, dombra, kobuz, gijak o doyra.

Makoms

Los makoms representan la cima de la música clásica uzbeka. Los más reconocidos son los del ciclo de Bujará conocido como Shashmakom, una tradición uzbeko-tayika inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Este complejo y altamente desarrollado sistema de composiciones instrumentales y vocales evolucionó a lo largo de los siglos, alcanzando su forma actual aproximadamente en el siglo XVIII.

Shashmakom (literalmente “seis makoms” en tayiko) es una suite de seis amplios ciclos musicales, cada uno con su propio carácter, estructura y sistema modal. Estos makoms principales son Buzruk (“grande”), Rost (“verdadero” o “correcto”), Navo (“melodía”), Dugoh (“dos tonos”), Segoh (“tres tonos”*) y Irok (o Iraq, llamado así por la región).

Cada makom se divide tradicionalmente en dos partes principales: la sección instrumental (muskilot) y la sección vocal (nasr). Los componentes vocales suelen incluir poesía de grandes figuras literarias uzbekas clásicas como Navoi, Jami, Mashrab y otros.

Además del reconocido Shashmakom, Uzbekistán alberga otras dos grandes tradiciones de makom: los makoms de Jorezm, desarrollados bajo la influencia del Shashmakom de Bujará, y el ciclo makom de Ferganá-Tashkent, completamente distinto, conocido por su estilo musical único.

Hoy en día, aún es posible escuchar interpretaciones en vivo de makom en conciertos y festivales culturales. El más importante de ellos es el Festival Internacional Sharq Taronalari (“Melodías de Oriente”), que se celebra cada dos años a finales de agosto en Samarcanda. La decimotercera edición del festival, en 2024, reunió a más de 300 participantes de 75 países, junto con miles de invitados que se congregaron para disfrutar de esta vibrante y cautivadora celebración musical.

Cultura Musical Contemporánea de Uzbekistán

Teatro Estatal de Ópera y Ballet con el nombre de Alisher Navoi, Tashkent

A finales del siglo XIX, Turquestán pasó a formar parte del Imperio Ruso, lo que condujo a la introducción gradual de influencias europeas en la cultura uzbeka, incluida la música. Se introdujo la notación musical, se formaron conjuntos y orquestas, comenzaron a aparecer teatros y se fundaron instituciones académicas como escuelas de música y conservatorios

Con el tiempo, las principales ciudades de Uzbekistán, especialmente Tashkent, se convirtieron en dinámicos centros musicales, albergando conciertos regulares y fomentando el desarrollo de todos los géneros musicales académicos.

Ópera y Ballet

Ya en la primera mitad del siglo XX, los compositores comenzaron a crear obras escénicas inspiradas en la historia y la cultura de Uzbekistán. Entre las primeras se encuentra Buran (1939), de Mukhtar Ashrafi y Serguéi Vasilenko, la primera ópera uzbeka basada en un tema histórico. Le siguió Leili y Majnun (1940), una ópera basada en el poema de Navoi, compuesta por Tolibjon Sadykov y Reinhold Glière. Posteriormente apareció Las travesuras de Maisara (1959) de Suleiman Yudakov, basada en la conocida obra teatral de Hamza, que ha permanecido en el corazón del público durante más de medio siglo.

Entre las óperas uzbekas contemporáneas destacan Sadokat (2015) de Rustam Abdullaev, dedicada a la poeta Zulfiya y a su devoción por Hamid Alimjan; Hamsa (2017) de Mustafa Bafoev, basada en la célebre colección de cinco poemas de Navoi; y Kumush (2019) de Mirhalil Makhmudov, inspirada en la novela clásica uzbeka Días pasados de Abdullah Qadiri.

Los ballets uzbekos transmiten la cultura y la historia del país mediante movimientos simbólicos y expresivos que trascienden el lenguaje. Entre los ballets más notables de compositores uzbekos se encuentran Amuleto de amor (1969) de Mukhtar Ashrafi, una trágica historia de amor entre un joven bujarano, Mirza Izzat, y una muchacha india, Sonni; Tomiris (1984) de Ulugbek Musaev, centrado en la legendaria reina del siglo VI a. C.; y Humo (2005) de Anvar Ergashev, un ballet fantástico sobre el mítico pájaro zoroastriano Humo y los amantes Zargare y Zuleikha.

Las representaciones de ópera y ballet se presentan en el Teatro Alisher Navoi de Tashkent, un edificio emblemático cuya arquitectura distintiva atrae de inmediato la atención. Construido a mediados del siglo XX, fue diseñado por destacados arquitectos encabezados por Alexéi Shchusev, con aportaciones artísticas del pintor Chingiz Akhmarov y artesanos de todo Uzbekistán.

Además de las producciones uzbekas, el teatro presenta clásicos universales como Rigoletto, Aida y La Traviata de Giuseppe Verdi; Carmen y Los pescadores de perlas de Georges Bizet; Eugenio Oneguin y La dama de picas de Piotr Chaikovski; y ballets como Giselle de Adolphe Adam, El cascanueces y El lago de los cisnes de Chaikovski.

La Evolución de la Cultura de Conciertos en Uzbekistán

Festival Stihia, Muynak

Foto: www.stihia.org

En los últimos años, gracias en gran parte a los esfuerzos de la Fundación para el Desarrollo del Arte y la Cultura de Uzbekistán, Tashkent y otras grandes ciudades se han consolidado como centros vibrantes de cultura musical internacional. Artistas de renombre mundial se presentan ahora con regularidad en Uzbekistán, entre ellos el pianista ruso Mijaíl Pletniov, el pianista chino-estadounidense Lang Lang, el pianista y compositor Ludovico Einaudi, el director Teodor Currentzis con su orquesta, el violinista Maxim Vengerov y el cantante Andrea Bocelli.

Las obras de los compositores uzbekos desempeñan un papel fundamental en la escena de conciertos del país. Los clásicos de la música sinfónica uzbeka incluyen composiciones de Mirsadik Tadjiev, Mirhalil Makhmudov, Tulkun Kurbanov, Ikram Akbarov y Félix Yanov-Yanovsky, junto con obras más recientes de Rustam Abdullaev, Khabibullo Rakhimov y Mustafa Bafoev. Sus sinfonías, poemas sinfónicos, oberturas y suites se interpretan regularmente en conciertos y festivales en todo Uzbekistán.

El país también acoge varios eventos importantes dedicados a la música académica y clásica. Entre ellos se incluyen los festivales internacionales de música sinfónica, el Classical Music Fest (2025) y el Festival de Música Francesa (2025).

Los conciertos de géneros contemporáneos como el rock, el rap, el pop, el jazz y la música electrónica son igualmente populares. El festival anual Iosis Fest ha sido durante mucho tiempo el principal festival de música rock de Uzbekistán. Las composiciones de jazz de grupos uzbekos como Jazzirama, junto con las actuaciones de músicos internacionales, pueden disfrutarse en el Festival Internacional de Jazz, que se celebra cada año bajo los auspicios de la UNESCO. Los aficionados a la música electrónica se reúnen en el Sublimation Fest en Tashkent y en Stihia, un festival único que tiene lugar en Muynak, en el fondo del desecado Mar de Aral.